terça-feira, 13 de maio de 2014

Elite brasileña utiliza la Copa del Mundo para mostrar su malestar por ser brasileña


Elite brasileña utiliza la Copa del Mundo para mostrar su malestar por ser brasileña

Maurício Savarese

"Abajo este Brasil subdesarrollado!", es como la marca Ellus decidió involucrarse con la Copa del Mundo – poner esto en una camisa. Deben tener una respuesta oficial imbecil, diciendo que están en contra de los problemas sociales, y no contra el país. Sin embargo, todos los brasileños que entienden nuestra “síndrome de perros callejeros” saben lo que quieren decir las personas que utilizan este discurso. La mayoría de los clientes de la Ellus son las personas que no utilizan el sistema de salud pública. No estudian en las escuelas públicas. Y rara vez ponen un pie en el transporte público en las principales ciudades de Brasil (aunque les gustan hacerlo fuera del país).

Así que ¿por qué se sienten frustrados? ¿Serían tan altruistas como los activistas que protestan con un objetivo, sea cual sea esa meta? O los ricos brasileños expresan su crítica de puro aburrimiento?

Mi respuesta es que los ricos brasileños se sienten frustrados debido a que son brasileños. Y ellos envenenan el tono para la Copa del Mundo en Brasil más que los errores y la mala planificación de la preparación para el evento. No es una gran noticia para cualquier persona que ha estado en una fiesta en los barrios de la élite, como son los Jardines, en São Paulo, o Leblon, en Río de Janeiro. Pero esto es probablemente un buen momento para señalar lo que está sucediendo.

Algunos élitistas frente a esta “preocupante realidad” de ser brasileños actuan de manera proactiva: tratan de obtener un pasaporte europeo, como si de verdad tuvieran una conexión familiar importante con el exterior. Otros optan por distorsionar los símbolos que unen al país que ellos rechazan. Ya se ha hecho antes. La samba, la música campesina, la feijoada y todas las cosas tipicamente brasileñas son descartadas o convertidas en una “versión gourmet” que se adapta al sabor – supuestamente superior – de nuestra élite.

El fútbol hasta hace poco estaba en el médio del camino – no se puede “desbrasilisar” el fútbol. Pero ahora los clubes europeos son cada vez más populares aquí. Tal vez esto muestra que la atención también está cambiando en esta zona. Sería una buena razón para explicar por qué la crítica de la Copa del Mundo, irrelevante no hace mucho tiempo, dio para la élite brasileña la oportunidad de expresar su molestia.

Las protestas de junio 2013 cambiaron el escenario para las élites brasileñas. Después que las protestas contra las tarifas de transporte se convertieron en una ola nacional, ricos brasileños hicieron mucho ruido por primera vez en mucho tiempo. Era la hora de mostrar su presencia después de años y años de movimientos frustrantes. Utilizaron la legitimidad de las protestas iniciales para dar la impresión de que todos estábamos en el mismo barco. La Copa del Mundo fue sin duda un gran vínculo con ellos.

Los costos de la Copa del Mundo sólo entraron en el debate después que el movimiento explotó. Aunque la organización sin duda merece críticas, sólo un año antes del torneo fue que nuestra elite descubrió que se podría llamar la atención a todo lo que no les gusta en Brasil. De repente, hicieron Brasil parecer tan antidemocrático como Corea del Norte, tan pobre como Paraguay, tan caótico como India, tan violador de los derechos humanos como Arabia Saudita, tan corrupto como Rusia. El Brasil ciertamente tiene um poco de todo, pero es muy diferente de todos estos países.

Aunque Brasil fuera malo así, nuestra élite tendría que buscar explicaciones en sí misma, y no señalar con el dedo. Por supuesto que hay excepciones, pero ricos, educados, bien viajados y contrarios a la Copa del Mundo no parecen muy interesados ​​en compartir el país que recibe el torneo porque básicamente su clase social ha comenzado a compartir sus privilegios con los pobres.

El hecho de que Brasil ha distribuido algo de riqueza en los últimos veinte años no se casa bien con los niños ricos que escuchan a sus abuelos decir maravillas acerca de la época de la dictadura militar, por ejemplo. Algunos se identifican con los partidos de la oposición y por eso critican el gobierno, pero es sólo una cuestión de gusto: en el caso, el PT no es muy diferente del PSDB. Incluyendo la idea de recibir la Copa del Mundo.

No es sorprendente que son estas personas que abogan por un tratamiento más duro para los que están fuera de su cuadrado. Quieren reducir la edad legal, ampliar la represión policial, transformar la corrupción en crimen atroz (sólo para los funcionários, no para los que hacen sobornos) y así sucesivamente.

Entre estos tipos también están los que critican las medidas del gobierno para traer médicos extranjeros. Otros son los propios médicos que se niegan a trabajar en las comunidades pobres – pues quieren ganar más trabajando como dermatólogos en las capitales. No creo que las élites europeas o asiáticas son tan egoístas. Probablemente es algo muy proprio de nuestra América Latina. Nuestra desgracia.

¿Qué mejor símbolo para la élite brasileña canalizar su frustración con el Brasil que no es deseable para ella que atacar la Copa del Mundo, el evento que moviliza el país cada cuatro años? El apoyo de los brasileños al torneo ciertamente cayó, pero son los clichés repartidos por los brasileños ricos (a veces en inglés) que están en el centro de atención, como si estos tipos vivieran sus quejas. La verdad es que la mayoría de ellos ni siquiera si preocupa por dar prioridad a la salud y la educación. No utilizarian el sistema público ni si fuera necesario. Muchos están secuestrando la agenda social para hacer una crítica superficial y políticamente desacoplada.

Esto es a menudo un disfraz de la élite para su malestar de ser brasileña, a diferencia de las críticas de aquellos que tratan de dar sentido a su antagonismo.

Los medios de comunicación han dado cuenta del rechazo elitista y amplifica. Videos como el de Carla Daudén, que sugiere un boicot de la Copa del Mundo, son utilizados para mostrar que hay un “mal presentimiento” sobre el torneo en todo el país. Pero este es el sentimiento de la “clase media alta” – como los ricos les gusta definir a si mismos (PD: Entre ricos, aparentemente no hay ricos en Brasil).

Ser anfitrión de la Copa del Mundo, un premio dado por la inclusión social que promovemos en los últimos años, si está transformando en un simple "gastamos demasiado, tenemos poco." El tono utilizado por muchos brasileños ricos no es "vamos a arreglar esto". La mayoría de ellos saben muy poco de política para participar realmente con sustancia. Su mensaje es "maldita sea" (como Carla Daudén sugiere en su video). Parece que el Brasil subdesarrollado merece ser constreñido por los verdugos, no por las víctimas. Las víctimas saben criticar pero no se avergüenzan de su país.

Los elitistas más astutos que critican a la Copa del Mundo en Brasil también han utilizado esta gran oportunidad de demostrar que no si relacionan con el fútbol como todos los demás – venden la idea de que los que si involucran con la Copa del Mundo son los que están desacoplados de la realidade del país. Venden la idea de que son ellos los verdaderos agentes de cambio, a pesar de que son todo lo contrario – para la élite brasileña no importa las familias que tuvieron que mudarse de sus casas a causa de las obras de los nuevos estadios, por ejemplo.

Yo no soy marxista. Pero es difícil defender una de las elites más egoístas del mundo. Muchos periodistas extranjeros que han pasado tiempo suficiente aquí están de acuerdo conmigo.

Las favelas de Brasil de alguna manera recuerdan a nuestra élite blanca y a veces fanática religiosa, cuyas llaves de la esclavitud aún están em sus bolsillos. Esta es también la razón porque critican la Copa del Mundo que se jugará no muy lejos de estas “senzalas modernas”. En las colinas del Río de Janeiro y en la periferia de São Paulo hay cientos de miles de personas cuyos bisabuelos no podrían ser contratados porque sus antiguos propietarios no comprarían su propiedad de nuevo.

Estos brasileños adinerados no culpan sólo al gobierno y el comité organizador de la Copa por retrasos en la construcción: consideran los obreros lentos e ineficaces. Así es como satisfacen su fetiche: los pobres son responsables por su propria pobreza.

Elitistas brasileños suelen ver a los negros como empleados domésticos o conductores de autobús, eso lo sabemos. Si no reciben un vaso de jugo de naranja a las ocho de la mañana es probablemente porque esta gente pobre son sólo un montón de ingratos perezosos. "Sólo en Brasil", dijo una vez un ejecutivo en una situación similar.

(No es muy diferente de lo que la revista The Economist sugirió recientemente en una muy mala comprensión de la complejidad de Brasil.)

Gran parte de los medios de comunicación de Brasil gira en torno a nuestra pequeña élite para escribir sus historias. Aunque haya activistas com preocupaciones razonables sobre los derechos humanos y mejores servicios para todos, la mayor parte del mensaje difundido tiene que ver con lo que los ricos brasileños pueden expresar en inglés. Así es como lo hacen saber: lamentando todo lo que no entienden en Brasil. (Véase el caso del estadio del Corinthians, construido para la apertura de la Copa y ubicado en una región pobre de São Paulo. Muchos elitistas dicen que no van allí porque es "una parte fea de la ciudad".)

Esa camisa por Ellus es un gran ejemplo de un viejo estándar de los brasileños ricos: fingen que todo que está mal en Brasil no tiene nada que ver con ellos. La corrupción no comienza con sus empresas. La desigualdad no se debe al hecho de que pagan menos impuestos que todos. Sinvergüenzas nunca fueron elegidos por ellos o financiados por ellos. Las partes atrasadas de Brasil no deben ser corregidas a través de políticas – la idea elitista es demostrar que el éxito depende exclusivamente de cada uno.

El fracaso ajeno no tiene nada que ver con ellos.

Es difícil predecir si van constreñir el Brasil hasta la final de la Copa. Las protestas son más fáciles de medir que la campaña de humillación. Entre todos los legados, lo que más quiero ver es el Brasil vencer a sus detractores. Vengo del Brasil subdesarrollado. Si la Copa del Mundo fuera nuestro mayor problema, sería genial.

Si la Copa del Mundo no tiene éxito, voy a estar aquí para informar lo que sea. Pero quiero que sea um buen torneo. No sólo por las experiencias previas que tenemos en organizar grandes eventos deportivos. Es porque quiero ver a las personas que usan esa camiseta Ellus tragar muy pronto el Brasil “subdesarrollado”.


Abajo la Ellus!